viernes, 25 de septiembre de 2009

El Final Del Comienzo (parte I)

Érase una vez dos valientes caballeros que a bordo de sus corceles arrivaron a la noble villa de Lisboa tras cruzar la sierra y pasar por el punto más occidental de la península. Al principio la ciudad les pareció destartalada, fea y muy estresante. Después de una mala experiencia en un ciber-abrevadero decidieron huir a los parques, donde se encontraban más cómodos. Fue entonces cuando apareció la gentil doncella Rosa a ofrecerles su morada y hospitalidad. Tras un breve aseo y descanso, y después de devorar la exquisita cena, la doncella les descubrió una nueva Lisboa, una ciudad nocturna rebosante de vida y con unas vistas de impresión.

Ya al siguiente día, quedaron para comer con el Rey Herminio, su amable esposa María Jesús y el príncipe Joao. Nuestros valientes caballeros dieron buena cuenta del buffet libre de comida casera portuguesa y pasaron una estupenda sobremesa en la corte del rey. Este les obsequió con el deseado mapa de Portugal que tanto habían ansiando e incluso les ofreció sus hermosos aposentos reales en Aljazur, pero los nobles rechazaron este último presente y partieron de la villa con una imagen totalmente distinta de la que habían tenido al llegar.

A pesar de la morriña que les invadía tuvieron que partir tras despedirse de Rosa. El sendero hacia Setúbal pasaba rápido hasta que una señal tumbada y boca abajo se cruzó en el camino de nuestros protagonistas. El resultado fue la rotura de las patas traseras, los herrajes y hasta la montura de uno de los caballos que quedó inutilizado.

Por suerte, un entrañable juglar se ofreció a llevarlos al pueblo más cercano, donde consiguieron ponerle unos herrajes traseros (aunque de carretera) al noble corcel que jamás volvió a ser el mismo. Reemprendieron marcha y justo antes del anochecer y llegando ya a Setúbal, el otro caballo también rompió sus herrajes.

Nuestros valientes caballeros se durmieron en una preciosa playa añorando la comodidad de Lisboa y deseando que su suerte cambiara con el ocaso.


To be continued...

viernes, 11 de septiembre de 2009

11 de Septiembre (Figueira da Foz)

Bueno, hoy actualización rapidita.

Pues después de Viana do Castelo avanzamos hasta Mindelo, localidad cercana a Porto, y, para variar, hicimos vivac en una de sus playas. Nos despertamos pronto y fuimos recorriendo las innumerables calitas de arena entre las rocas (como la playa do Paraiso y otras muchas de nombre seductor). Por fín tras pasar el engorroso puerto de Matosinhos llegamos a Porto que pronto nos sorprendió con su estupendo paseo junto al río Douro. Muy bonito el casco histórico, aunque los portugueses tienen la manía de hacer todas las calles de adoquín, lo cual para nosotros los ciclistas no mola mucho, sobretodo si está en mal estado. Ya tras cruzar a la otra orilla tomamos varias fotos desde Vila Nova de Gaia y continuamos por sus estupendos carriles bicis a la orilla del mar.

Nos sorprendió una ciudad llamada Espinho por su contraste entre el turismo y su barrio marginal (es pa verlo, no veas que miedo...). Al final dormimos en la playa de Furadouro pasar por la localidad de Ovar donde compramos un Bacalao a Bras que estaba para chuparse los dedos.

Ayer continuamos costeando y bordeando la ría de Aveiro y, en San Jacinto, cogimos un barquito (que no perdimos de milagro) hasta cruzar a Barra y ya de allí dirigirnos hacia la propia Aveiro. Nos encontramos con una ciudad al más puro estilo veneciano (canales y barquitas surcándolos) y con un casco antiguo precioso pero muy pequenhito. Tras comprobar que el McDonalds era mucho más barato en Portugal dando cuenta de un par de McMenús fuimos en busca de la universidad para ver si podíamos conectarnos a internet, no fue posible, pero de pronto, vimos un cartel del Decathlon, algo que llevábamos esperando muchos kilómetros. Tras 15 km de dar vueltas (llegamos a ver incluso el bonito estadio de futbol de Taboeira, hecho para la Eurocopa) entontramos el maldito Decathlón y desfasamos.

Resultado, alforjas nuevas para mi, cuernos para la bici de Luis, varias herramientas, calcetines nuevos para ambos, y un sin fín de cosas más. Más importante fue reponer los 2 radios rotos de mi rueda trasera y cambiar el cable y las zapatas de mi freno trasero. Además los ambilísimos mecánicos del centro me equilibraron la rueda y me ayudaron en todo lo que pudieron y más. Por supuesto, no me cobraron nada salvo el material, muy buena gente, además uno hablaba castellano.

Total que no conformes con esto nos fuimos directos al Jet Wash y le dimos pal pelo a las bicicletas hasta que quedaron como nuevas. Luego a engrasarlas y ya listas para rodar de nuevo. No veas que diferencia!

Pasamos por un pueblo que le encantaría a más de uno que yo me se (aunque no voy a dar nombres para que no se me ofendan) el pueblo de Vagos. Así que los que se hayan sentido identificados ya saben que pueden rezarle a Nuestra Senhora de los Vagos porque también existe. Bueno, pues como ya era tarde y la lluvia amenazaba con empaparnos fuimos a dormir en un bosque en medio de la nada cerca de esta localidad. Fue una excelente lección.

Esta manhana tras dar buena cuenta del desayuno nos hemos hecho 25 kilómetros hasta Mira y luego otros 31 hasta Figueira de Foz (donde estamos) en busca de oficinas de turismo en las que nos faciliten un mapa. Tarea imposible, son incapaces de darnos mapas de más allá de los límites de la ciudad así que tendremos que improvisar.

Seguimos calculando que entorno al día 20 estaremos de nuevo en Espanha. Sigo pensando que Portugal mola, aunque es un poco como la Espanha de hace 20 anhos.

martes, 8 de septiembre de 2009

Martes 8 de Septiembre (Portugal)

Hola Hola a tod@s!!
Bueno, bueno hace ya un montóm que escribí por última ~vez. Creo que fue en Gijón... Muy bonita por cierto pero con mucho viento. Fue por este motivo que decidimos no quedarnos a dormir allí y tiramos dirección Cabo de Penhas y pasando por preciosos pueblos como Luanco. El cabo en si resulto ser una pasada y además conocimos a dos estupendas cicloturistas andaluzas (que pena que ya se volvían para casa!). Hicimos noche en la estupenda playa de Verdicio mientras escuchábamos como de nuevo el Madrid acababa ganando, por los pelos, pero ganando. Al día siguiente nos dirigimos hacía Avilés y nos comimos un menú brutal en un pueblo cerca del aeropuerto mientras veíamos una carrera de Fernando Alonso en su propia tierra. Después vedría la zona de Cudillero y un sin fin de subidas y bajadas para acabar en la preciosa playa de Cueva, otra vez flanqueada por un estupendo río que nos vino de perlas por diversas razones, algunas de las cuales es mejor no mencionar. Cabe destacar los tremendos bollos prenhaus que nos zampamos para cenar, que contaros, una delicia esos chorizos...
Si no me falla la memoria ya desde dicha playa tiramos dirección Castropol para cruzar la ría del Eo y entrar en Galicia de una vez. El mapa indicaba un puente para no rodear la ría pero también que pertenecía a la a~utovía así que no tuvimos más remedio que obviarlo (luego nos enteramos que había un paso para peatones). Así que tras llegar a Castropol cambiamos de medio de transporte y cruzamos la ría con un estupendo paseo en barco. Ribadeo y toda Galicia se habrían ante nosotros. Decidimos, como siempre, ir costeando y así descubrimos las hermosísimas playas como As Catedrais. Al llegar a Barreiros decidimos parar a dormir y en un playa de la localidad pusimos punto y final al día escuchando el Barcelona - Sporting de Gijón.
Al día siguiente amãnecimos destrozados porque una legión de mosquitos se dedicó a machacarnos durante toda la noche. Yo, por ejemplo, tenía un ojo totalmente hinchado porque me habían picado hasta en el párpado. Así que decidimos hacer pocos kilómetros y dormir en una de las estupendas Casas del Mar. Pasamos la ría de Foz y tras unos kilómetros llegamos al pueblo de Burela, que me sorprendió gratmente con sus estupendos paseos marítimos y sus bonitas playas. Desde allí llamamos a Viveiro o Celeira para reservar nuestra habitación, no hubo problemas. Cerca de Burela devoramos un estupendo bocata de ternera,tomate y queso
(fabricación propia) y proseguimos la marcha hasta Celeiro donde después de asearnos y acomodarnos nos fuimos a degustar un pulpito a la gallega con sus respectivas Estrella Galicia. Todo fue estupendo, incluso el programa de espanholes por el mundo o el de superdotados que vimos después, hasta que llegó la hora de dormir y empezó mi calvario particular. Vomiterá y diarrea continua durante toda la noche.
A pesar de como me levanté nos hicimos el ánimo desayunamos algo y partimos en busca de la Punta de Estaca de Bares, el punto geográfico más al Norte de Espanha. A duras penas conseguí llegar pero lo peor fue después, camino de Ortigueira (si, el pueblo de la droja en el colacao y del alcalde amigo de Pocholo) me quedé totalmente vacío y sin fuerzas. Por si fuera poco, el viento en contra ahondaba en la herida. Ya en Ortigueria (a la cual no se como llegué y tras solo 50 Km) compramos pasta fresca para comer y Aquarius, para nada, volví a vomitarlo todo. No quedó más remedio que ir al centro de Salud. Allí me pincharon nosequé, me obligaron a quedarme en el pueblo hasta el día siguiente, y a hacer dieta blanda. Total que, surrealistamente, acampamos en medio del pueblo a las 6 de la tarde. Pasó la tarde y la noche. Después por la manhana se acercó a curiosear algun coche de la guardia civil pero no nos dijeron absolutamente nada.
Bueno, para curar mis males que mejor que 100 Km hasta A Corunha. Pues eso hicimos, como desayuné ya bien y me estuve hidratando exajeradamente conseguí hacerlo sin relativos problemas (aunque tampoc fue de los días que más disfruté...). En A Corunha otra Casa del Mar nos esperaba, ya cenamos bien, dormimos mejor y desayunamos la hostia. El resultado fue que tras la obligada visita turística a la bonita ciudad Gallega, y gracias al viento a favor que nos hechó un cable, rodamos durante 134 Km para llegar al fin del mundo. Si senhor, el precioso cabo de Finisterre nos dejó maravillados, y la puesta de sol espectacular. Luego vino la acampada en la playa de Mar de Fora, la fabada y la agradable velada nocturna en companhía de los 4 alemanes, Rui, el Uruguayo, el francés y el filósofo-fotógrafo inglés.
Finisterre - Santiago fue el recorrido elegido para el siguiente día. Espectacular subida desde Cee hasta casi la luna, y luego terreno rompepiernas hasta Santiago. A la que llegaba por segunda vez en el mismo verano. A destacar del día las fiestas medievales de Negreira. Después de una breve visita al centro histórico nos instalamos en el albergue Seminario Menor con sus estupendas vistas y salimos a cenar en el Burguer King (antojo) mientras veiamos como Espanha apalizaba a Bélgica.
De Santiago a Pontevedra casi ni nos enteramos, ni siquiera paramos a comer (además estaba todo cerrado y nos habíamos desayunado una pedazo tarta de Santiago entre los 2) hasta que por fin descubrimos una higuera con higos maduros y nos pusimos las botas. Después de la sobredosis de glucosa tampoco nos costó mucho llegar y a Vigo aunque tuvimos que solventar el problemilla de mi tercer pinchazo en lo que va de viaje. Esta vez la casa del mar estaba llena y tuvimos que dormir en la playa. No problem, las playas ya son nuestra casa, en ellas tenemos todo lo que necesitamos. Nos dormimos escuchando una estupenda entrevista a nuestro nuevo ídolo, Jesús Calleja, y planeando nuevos proyectos.
La salida de Vigo es infernal, para no coger la autovía nos vimos obligados a subir por unas rampas que no se las recomiendo ni a mi peor enemigo, después Mos, O Porrinho, Tui y por fin, Portugal, banhito en el Minho, pasamos Valença, Vila Nova de Cerveira (donde comemos) y Caminha. Cerca de aquí, en Moledo, buscamos una playa y hacemos noche.
Ahora nos encontramos cerca de aquí, en Viana do Castelo, la idea llegar hoy cerca de Porto para visitarla manhana.
Portugal es muy bonito, barato y tranquilo. Besos y abrazos para todos. Hoy no hay fotos.