Hola, hola a todos!!
Creo que la última vez que escribí estábamos en San Sebastián. Bueno, pues el caso es que allí nos tomamos los típicos pinchos y pasamos la mañana siguiente visitando Anoeta (el estadio del club de mis amores, junto al Barça claro!) y esperando a nuestra amiga Uxue a la que al final no pudimos ver. La salida de Donosti por el monte Igeldo fue un poco tortura y además se puso a llover, luego continuamos rodando por unos senderos realmente espectaculares a pie del acantilado. Pasamos por Orio y no tardamos demasiado en llegar a Zarautz pero perdimos mucho tiempo con las fotos al precioso hotel-restaurante de Arguiñano (hemos completado la trilogía Bullí-Arzak-Arguiñano!) y decidiendo si cenábamos allí y nos dábamos un homenaje. Pero eran las 18:30 y nos pareció muy freak. Total que tras visita turística seguimos para Getaria y acabamos acampando entre los 2 pueblos tras unos setos que disimulaban estupendamente nuestra tienda y las bicis pero delante de los morros de cualquier persona, aunque no fuimos descubiertos.
La noche estuvo pasada por agua y por la mañana la cosa fue a más, una odisea el llegar a Deba (el pueblo del Txomin) por el monte Itziar empapados hasta las cejas, más tarde, en la última población de Guipuzcua, Mutriku, el tiempo nos dio una tregua y paramos a ver la increíble Nao Victoría (si, si, la de Elcano, la que dio la primera vuelta al mundo) que estaba atracada allí (preciosos los puertos vascos). Partimos de nuevo y paramos a comernos una fabada litoral en Ondarroa, primer pueblo de Vizcaya, en el que había millones de mújoles y un muy fuerte sentimiento vasco.
Más subida (la carretera por la costa es durísima) plagada de paisajes de ensueño y frondosos bosques que llegan a pie de mar y descenso hasta el hermosísimo pueblo de Lekeitio, muy recomendable, la verdad. Por fin nos hicimos con un mapa de la provincia y tras una visita continuamos marcha. Esta vez por expresa recomendación de la chica de la oficina de turismo nos separamos mínimamente de la costa y tomamos un puertecito bastante apañado hasta Guernika, pasando por el bosque pintado y las pinturas de nosequeiañe, donde casi adoptamos a un gato. Recorrimos Guernika e hicimos noche en el pasillo del albergue (estaba lleno) de peregrinos de Errentería (pegado a Guernika).
De buena mañana reparaciones a las bicis, visita al famoso árbol de Guernika y al mural del cuadro de Picasso y remontamos la ría en busca de la archiconocida ola de Mundaka. Espectacular, después de recorrer cientos de playas para surferos estamos convencidos que Mundaka es el mejor, el pueblo es muy bonito y las olas que allí se forman por el coque de corrientes son sencillamente brutales, hay que ir allí a verlas para imaginárselo. Después de Mundaka se llega pronto a Bermeo, luego subida inicial infernal y ya más tendida hasta el cabo Matxitxaco (no se si se escribe así). Comemos allí y tras 2km retomamos la carretera de la costa, algo más de subida hasta el descenso (marca mi record con 73 km por hora) en Bakio, otro pueblo precioso. Ahora, después de Bakio una subida interminable y que agarra bastante nos complico la vida durante casi una hora. Una vez superada vinieron Gorliz, Plentzia, Sopelana y Getxo. Allí decidimos quedarnos en la paradisiaca playa de Azkorri tras comprarle 4 huevos al del chiringuito.
No imaginaba una playa tan virgen (y de césped!) tan cerquita de Bilbao. Ante las prohibiciones de acampada decidimos hace vivac (sin montar tienda) y amanecimos rodeados del curioso sapo corredor, y es que esa playa es uno de los pocos puntos en los que aun sobrevive.
De Azkorri pasamos por la propia Getxo, Algorta y ya siguiendo la carretera de la ría hasta Bilbao, que me pareció muy bonita y bien conservada pero hacía un calor terrible. Visita a San Mamés (la catedral del fútbol) y después al Guggenheim (¿es así?) y a su perrito. Allí conocimos a un mosso d'escuadra de Sabadell muy majete que se había hecho el Danubio en bici con el que estuvimos charlando largo y tendido. Nada más salir de Bilbao paramos en el McDonalds de Sestao a darnos un homenaje y a escuchar la Formula 1. Luego ya pasamos Portugalete y varios pueblecitos más para entrar en Cantabria por La Haya. Tras este pueblo espera un repecho espectacular que empieza tendido pero que acaba con una rampa infernal que te deja las piernas temblando si es que consigues acabarla. Luego pasamos Mioño y llegamos a Castro Urdiales, y tras asesorarnos en turismo, decidimos quedarnos en esta maravillosa ciudad costera. Hemos acampado en el césped del albergue municipal de peregrinos y después de asearnos un poco nos hemos cebado a base de pinchos y cervezas mientras disfrutábamos del partidazo del Barça.
Y en esas estamos ahora, tras casi 1.800 km, aquí en Castro Urdiales esperando al padre de Luis que anda por aquí y que seguro nos invitará a comer. Después nada, no quedará otra que hacer algunos kilómetrillos, aunque probablemente no lleguemos más lejos de Santoña o Noja.
Besos y abrazos para todos.
noja es el paraiso... pero despues de noja tendras q seguir o ya te estas cagando otra vez
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ResponderEliminarEsta página está currada, tiene incluso patrocinadores, no vende camisetas (creo) pero sí deuvedes y libros. Yo le pedí acompañarle y no dijo que no. Me raje.