Día 27/06/09 ARZÚA – SANTIAGO DE COMPOSTELA (45 Km.)
Amanecemos ansiosos por la proximidad a nuestra meta. Hoy nos permitimos el lujo de desayunarnos unas buenas tostadas con su correspondiente colacao en un barecito. Acto seguido iniciamos marcha. Primero 8 Km. de bajadita suave hasta Ferreiros. A partir de aquí más terreno rompepiernas típico gallego pero casi siempre para arriba. A mi no me importa hoy tengo la moral por las nubes y no estoy dispuesto a dejarme achantar por ninguna rampita. En esta zona ya bastante urbanizada los pueblos se suceden, Salceda, Brea, Santa Irene, Rúa y O Pino. A partir de aquí otra huestecita, quedamos los tres arriba para tomarnos el almuerzo. Aunque el terreno agarra bastante lo subo sin mucho esfuerzo, solo quiero llegar a Santiago.
Una vez reunidos todos otra vez almorzamos unos deliciosos gofres y un aquarius para reestablecer fuerzas. Ya solo nos queda el último escollo representado por el Monte do Gozo. Ya hemos pasado Lavacolla y entonces nos encontramos de frente con una rampa que más bien parece un muro. Una vez más y espoleado por la presencia de más ciclistas aprietos los dientes e intento superar la rampa tirando de riñones con mi mortecino ritmo. Con el pulso a mil por hora consigo hacer cumbre y allí espero mientras converso con un simpático japonés que se empeña en hacerme una foto con las vacas.
Después de pocos kilómetros de falso llano (siempre picando hacia arriba) salteados por algunas cortitas pero intensas rampas llego al enorme cartel que anuncia el Monte do Gozo. Espero allí, quiero que a partir de aquí sigamos los tres juntos para divisar Santiago a la vez.
Aunque parezca una tontería estoy algo nervioso. Vamos rodando por la calzada adoquinada hasta llegar a la capilla y al enorme monumento al peregrino. Y si, en efecto, desde allí, se puede apreciar una estupenda vista de Santiago de Compostela y todos sus alrededores. El único pero es la cantidad de gente que hay.
Espantados por una enfervorecida masa de escolares en celo chillando como locos realizamos el descenso del monte entrando ya de lleno a Santiago por el barrio de San Lázaro, seguimos todo recto buscando el albergue del Acuario que es el que nos han recomendado. Por desgracia está completo pero la hospitalera nos recomienda el albergue municipal de San Lázaro. No lo dudamos ni un instante y vamos a buscarlo. El Albergue nos parece estupendo, muy bien equipado y bastante vacío. Esto último probablemente se deba a lo mal indicado que está.
Una vez instalados nos vamos tranquilamente hacia el centro y nos encontramos con las fiestas de San Pedro, buen recibimiento nos brinda Santiago. Mucho colorido, mucho ambiente y parece que muy buen rollo también. Decidimos parar a comer en una pizzería (bastante buenas las pizzas) y ya nos encaminamos a la catedral. Estamos cerca de uno de los arcos laterales que dan a la plaza del Obradoiro. De fondo se escucha una preciosa música celta ofrecida por un oportuno gaitero. El corazón me da un vuelco, estoy realmente nervioso, nunca pensé que me emocionaría tanto al acabar la peregrinación. Cruzamos por delante del gaitero y, por fin, majestuosa, hace su aparición la enorme plaza del Obradoiro y la inmensa catedral de Santiago apóstol.
Unas fotos de recuerdo, no tumbamos en la plaza. Llamo a casa para contarles como me siento y, tras un largo paseo por la plaza, decidimos entrar al interior. Le debo una al padre Cristian. A la vuelta puedimos asistir a una divertida obra de teatro callejero que completo un maravillosa jornada.
Después de la visita turística regresamos al albergue, cenita a base de carne y patatas fritas y después un peli. Nos pusimos a ver Monstruos S.A. pero pronto tuvimos que abandonar la empresa debido al cansancio, tocaba dormir.
Amanecemos ansiosos por la proximidad a nuestra meta. Hoy nos permitimos el lujo de desayunarnos unas buenas tostadas con su correspondiente colacao en un barecito. Acto seguido iniciamos marcha. Primero 8 Km. de bajadita suave hasta Ferreiros. A partir de aquí más terreno rompepiernas típico gallego pero casi siempre para arriba. A mi no me importa hoy tengo la moral por las nubes y no estoy dispuesto a dejarme achantar por ninguna rampita. En esta zona ya bastante urbanizada los pueblos se suceden, Salceda, Brea, Santa Irene, Rúa y O Pino. A partir de aquí otra huestecita, quedamos los tres arriba para tomarnos el almuerzo. Aunque el terreno agarra bastante lo subo sin mucho esfuerzo, solo quiero llegar a Santiago.
Una vez reunidos todos otra vez almorzamos unos deliciosos gofres y un aquarius para reestablecer fuerzas. Ya solo nos queda el último escollo representado por el Monte do Gozo. Ya hemos pasado Lavacolla y entonces nos encontramos de frente con una rampa que más bien parece un muro. Una vez más y espoleado por la presencia de más ciclistas aprietos los dientes e intento superar la rampa tirando de riñones con mi mortecino ritmo. Con el pulso a mil por hora consigo hacer cumbre y allí espero mientras converso con un simpático japonés que se empeña en hacerme una foto con las vacas.
Después de pocos kilómetros de falso llano (siempre picando hacia arriba) salteados por algunas cortitas pero intensas rampas llego al enorme cartel que anuncia el Monte do Gozo. Espero allí, quiero que a partir de aquí sigamos los tres juntos para divisar Santiago a la vez.
Aunque parezca una tontería estoy algo nervioso. Vamos rodando por la calzada adoquinada hasta llegar a la capilla y al enorme monumento al peregrino. Y si, en efecto, desde allí, se puede apreciar una estupenda vista de Santiago de Compostela y todos sus alrededores. El único pero es la cantidad de gente que hay.
Espantados por una enfervorecida masa de escolares en celo chillando como locos realizamos el descenso del monte entrando ya de lleno a Santiago por el barrio de San Lázaro, seguimos todo recto buscando el albergue del Acuario que es el que nos han recomendado. Por desgracia está completo pero la hospitalera nos recomienda el albergue municipal de San Lázaro. No lo dudamos ni un instante y vamos a buscarlo. El Albergue nos parece estupendo, muy bien equipado y bastante vacío. Esto último probablemente se deba a lo mal indicado que está.
Una vez instalados nos vamos tranquilamente hacia el centro y nos encontramos con las fiestas de San Pedro, buen recibimiento nos brinda Santiago. Mucho colorido, mucho ambiente y parece que muy buen rollo también. Decidimos parar a comer en una pizzería (bastante buenas las pizzas) y ya nos encaminamos a la catedral. Estamos cerca de uno de los arcos laterales que dan a la plaza del Obradoiro. De fondo se escucha una preciosa música celta ofrecida por un oportuno gaitero. El corazón me da un vuelco, estoy realmente nervioso, nunca pensé que me emocionaría tanto al acabar la peregrinación. Cruzamos por delante del gaitero y, por fin, majestuosa, hace su aparición la enorme plaza del Obradoiro y la inmensa catedral de Santiago apóstol.
Unas fotos de recuerdo, no tumbamos en la plaza. Llamo a casa para contarles como me siento y, tras un largo paseo por la plaza, decidimos entrar al interior. Le debo una al padre Cristian. A la vuelta puedimos asistir a una divertida obra de teatro callejero que completo un maravillosa jornada.
Después de la visita turística regresamos al albergue, cenita a base de carne y patatas fritas y después un peli. Nos pusimos a ver Monstruos S.A. pero pronto tuvimos que abandonar la empresa debido al cansancio, tocaba dormir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario