Día 23/06/09 LEÓN – RABANAL DO CAMINO (74 Km.)
Un día más partimos al alba los tres, dejamos a Nuria en la estación de autobuses de León y seguimos el cauce del río en busca del Camino. Después de un rato nos damos cuenta de que nos hemos perdido y nos toca dar marcha atrás unos 2 Km. Una vez encontrada la ruta, para empezar subida constante hasta el Santuario de la Virgen del Camino pasando por Trobajo. Carretera plana y sin complicaciones después atravesando las poblaciones de Valverde de la Virgen, San Miguel del Camino y Villadangos del Páramo donde hacemos un receso a las 9:30 para comer algo. Una simpática abuela nos ofrece tomillo y nos prohíbe continuar por la carretera nacional alegando la peligrosidad de esta, ahora, eso si, la atenta señora nos da todo tipo de indicaciones alternativas para llegar sanos y salvos a el siguiente pueblo. La verdad es que se agradece la amabilidad de la gente.
La cosa marcha rápido y continuamos pasando pueblos, San Martín del Camino y Hospital de Órbigo, lugar en el que pudimos apreciar la belleza de su puente romano bajo el que unos pescadores intentaban agarrar la cena. Más terreno plano hasta llegar a un repechón final que hace estragos entre nosotros. Desde lo alto ya apreciamos Astorga, donde ya nos espera Nuria. Descenso rápido y mini (pero durísima) rampa final para acceder a la plaza en la que habíamos quedado. A la entrada vemos un convento precioso y un sorprendente cartel de la Universidad de Elche. Por fin llegamos. Las torres más altas de la catedral y el majestuoso palacio episcopal diseñado por Gaudí flanquean la plaza. Una sonriente Nuria nos da la charla culturar a cerca del magnífico palacio (aunque bien mirado… ¡parece el castillo de Disneyland!) y decido entrar a visitarlo con ella, Martín desiste, el pobre está para el arrastre.
Tras el merecido descanso fuimos al centro de salud para que miraran a Martín que tenía 4 rodillas en vez de 2. Pero la estúpida de recepción no quiso atenderle porque era de Asisa y esos eran por la tarde. Así que nada, salimos de Astorga y antes de llegar a Murias, en una parada para mear, hemos conocido al capitán Tanaka, un simpático japonés que nos dio unas cerezas para recuperar fuerzas.
A un lentísimo ritmo conseguimos llegar a El Ganso y paramos a comer. Nos pegamos un homenaje a base de un pedazo de menú que constaba de pasta a cholón, huevos con chorizo y patatas fritas y postre. Todo ello por 7,50. Reposamos y a duras penas consigo arrastrar a la pareja 6 Km. más hasta Rabanal. Decidimos elegir el albergue del Pilar y acto seguido hace aparición una cuadrilla de fuenlabreños a cual más capullo y un colegio de Sevilla, total una fiesta… Mala elección de albergue, y para una chica guapa que hay, están todos los moscones acosando a la pobre guiri.
Mientras estos duermen me voy a recorrer el pueblo y me encuentro con una iglesia con cánticos gregorianos en directo, me siento en la puerta a escucharlos mientras degusto mi mágnum doble chocolate. La calma del pueblo solo la rompe un coche tunning con una curiosa frase: “la gente fina usa gasolina”. Despierto a los mozos, vamos a comprar algo y preparamos para cenar una ensalada combinada bautizada como ensalada peregrina. Ale, un pis y a la cama. Para colmo el cabecilla de los de Fuenlabrada se me ha instalado debajo…
Un día más partimos al alba los tres, dejamos a Nuria en la estación de autobuses de León y seguimos el cauce del río en busca del Camino. Después de un rato nos damos cuenta de que nos hemos perdido y nos toca dar marcha atrás unos 2 Km. Una vez encontrada la ruta, para empezar subida constante hasta el Santuario de la Virgen del Camino pasando por Trobajo. Carretera plana y sin complicaciones después atravesando las poblaciones de Valverde de la Virgen, San Miguel del Camino y Villadangos del Páramo donde hacemos un receso a las 9:30 para comer algo. Una simpática abuela nos ofrece tomillo y nos prohíbe continuar por la carretera nacional alegando la peligrosidad de esta, ahora, eso si, la atenta señora nos da todo tipo de indicaciones alternativas para llegar sanos y salvos a el siguiente pueblo. La verdad es que se agradece la amabilidad de la gente.
La cosa marcha rápido y continuamos pasando pueblos, San Martín del Camino y Hospital de Órbigo, lugar en el que pudimos apreciar la belleza de su puente romano bajo el que unos pescadores intentaban agarrar la cena. Más terreno plano hasta llegar a un repechón final que hace estragos entre nosotros. Desde lo alto ya apreciamos Astorga, donde ya nos espera Nuria. Descenso rápido y mini (pero durísima) rampa final para acceder a la plaza en la que habíamos quedado. A la entrada vemos un convento precioso y un sorprendente cartel de la Universidad de Elche. Por fin llegamos. Las torres más altas de la catedral y el majestuoso palacio episcopal diseñado por Gaudí flanquean la plaza. Una sonriente Nuria nos da la charla culturar a cerca del magnífico palacio (aunque bien mirado… ¡parece el castillo de Disneyland!) y decido entrar a visitarlo con ella, Martín desiste, el pobre está para el arrastre.
Tras el merecido descanso fuimos al centro de salud para que miraran a Martín que tenía 4 rodillas en vez de 2. Pero la estúpida de recepción no quiso atenderle porque era de Asisa y esos eran por la tarde. Así que nada, salimos de Astorga y antes de llegar a Murias, en una parada para mear, hemos conocido al capitán Tanaka, un simpático japonés que nos dio unas cerezas para recuperar fuerzas.
A un lentísimo ritmo conseguimos llegar a El Ganso y paramos a comer. Nos pegamos un homenaje a base de un pedazo de menú que constaba de pasta a cholón, huevos con chorizo y patatas fritas y postre. Todo ello por 7,50. Reposamos y a duras penas consigo arrastrar a la pareja 6 Km. más hasta Rabanal. Decidimos elegir el albergue del Pilar y acto seguido hace aparición una cuadrilla de fuenlabreños a cual más capullo y un colegio de Sevilla, total una fiesta… Mala elección de albergue, y para una chica guapa que hay, están todos los moscones acosando a la pobre guiri.
Mientras estos duermen me voy a recorrer el pueblo y me encuentro con una iglesia con cánticos gregorianos en directo, me siento en la puerta a escucharlos mientras degusto mi mágnum doble chocolate. La calma del pueblo solo la rompe un coche tunning con una curiosa frase: “la gente fina usa gasolina”. Despierto a los mozos, vamos a comprar algo y preparamos para cenar una ensalada combinada bautizada como ensalada peregrina. Ale, un pis y a la cama. Para colmo el cabecilla de los de Fuenlabrada se me ha instalado debajo…
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